Mikel Garciandía, obispo responsable de las cofradías: "Deberíamos ir con cara de resucitados por la calle"
- "Los jóvenes encuentran en el ambiente cofrade algo que les llena profundamente", explica Garciandía a RTVE.es
- El pastor se lamenta de que "la inmensa mayoría de las cofradías en Cataluña no pertenecen a la Iglesia Católica"


Aunque lleva poco tiempo en la Comisión Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado (desde marzo de 2024), el obispo Mikel Garciandía tiene muy claro que para la Iglesia Católica es muy importante que los cofrades no se queden solo "en unos actos oficiales exteriores durante siete días". Entiende que "la gente joven está en otro momento cultural y de sensibilidad" que han supuesto un florecimiento de las cofradías y hermandades en España y aboga por "esforzarnos en acercarnos los unos a los otros" para que las cofradías civiles de Cataluña vuelvan a formar parte de la Iglesia.
Mikel Garciandía Goñi, obispo de Palencia y encargado de piedad popular en la Conferencia Episcopal Española. DIÓCESIS DE PALENCIA
Desde el año pasado, Mikel Garciandía Goñi es el obispo encargado de "Piedad Popular, Santuarios y Peregrinaciones" en la Conferencia Episcopal Española. El papa Francisco lo nombró obispo de Palencia en octubre de 2023, y tomó posesión de la diócesis el 20 de enero de 2024. Es licenciado en Filosofía y Letras, además de doctor en Teología Fundamental. Nació hace 61 años en la localidad navarra de Etxarri Aranatz, cerca de Alsasua, y ha desarrollado su tarea pastoral y docente en la diócesis de Pamplona hasta que, desde Roma, le encargaron ponerse al frente de la Iglesia de Palencia y, desde la Conferencia Episcopal, le encomendaron el acompañamiento de hermandades, cofradías y todo lo relacionado con la religiosidad popular. Ha sacado un hueco en su apretada agenda de pastor —en medio de la semana más santa para los cristianos— para atender a RTVE.es.
PREGUNTA: Esta Semana Santa una madre y una hija han denunciado a la cofradía de Los Californios, en la diócesis de Cartagena, por discriminación al no dejarlas formar parte de una agrupación. ¿Qué dice la Iglesia sobre el papel de la mujer en las hermandades?
RESPUESTA: Pues que con el cambio social del siglo XX lo que nos está tocando es que, en aquellos lugares donde hay cofradías masculinas y ha habido una reivindicación o petición por parte de las mujeres para entrar en ellas, ya se han convertido en cofradías mixtas. Y eso es buenísimo porque la situación actual no es la de hace 100 años. La incorporación de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad también viene aparejada a la Iglesia. Además, estas mujeres son las que han estado siempre sosteniendo toda la parte de lo que era el cuidado de los manteles, de las imágenes... Es una cuestión de justicia.
P: A los jóvenes españoles parece que la Iglesia y la fe no les interesa y, sin embargo, en el tema cofrade hay mucha presencia juvenil. ¿Hay alguna explicación?
R: En el estudio sociológico que hemos hecho en Palencia hay un dato objetivo y es que la percepción que tiene la gente de 18 a 25 años sobre la Iglesia Católica se mueve en parámetros altísimos, equiparables a los de la gente de más de 65 años.
“La gente joven está en otro momento cultural y buscan vivencia, emoción, pertenencia, relevancia y arraigo en la tradición“
Sí, hay muchísima mayor presencia de jóvenes. A mí me da la impresión de que en una sociedad -e incluso en la propia Iglesia- donde hemos tenido una visión fundamentalmente intelectual, racional, de proyecto, de voluntad... la gente joven está en otro momento cultural y de sensibilidad en el que buscan vivencia, buscan emoción, buscan pertenencia, relevancia, arraigo en la tradición... Este es el elemento sociológico que nos viene. Y con una total naturalidad, hijos de padres que pueden ser religiosamente fríos, encuentran en el ambiente cofrade algo que les llena profundamente. Es un fenómeno para acompañar, es una llamada para nosotros.
Del impacto de la emoción a la cultura del sentimiento
P: De hecho, las procesiones de Semana Santa están más ligadas al tema de la emoción, ¿qué está haciendo la Iglesia para "racionalizar" toda esta emoción y que haya un cierto equilibrio?
R: Si más que "racionalizar" yo hablaría, efectivamente, de un equilibrio. Vivimos en un mundo emotivista donde las grandes opciones parece que hay que hacerlas a golpe de impulso, mientras que en una visión cristiana de la libertad, siempre tiene que haber ese conjuntar la reflexión con el sentimiento. Cuando una emoción se acoge, se discierne y voluntariamente se elige, esa emoción se va convirtiendo en un sentimiento. Yo pienso que tendríamos que acercarnos desde una cultura de la emoción y del impacto a una cultura más del sentimiento y de la experiencia. Eso implica siempre el filtro de la voluntad, de la libertad, de la racionalidad ante los demás, de la Historia, del compromiso... El impacto es efímero, mientras que un sentimiento acogido genera un estilo de vida y la cambia.
El obispo Mikel Garciandía asperjando agua bendita con el hisopo en una celebración popular. DIÓCESIS DE PALENCIA
P: ¿Cómo podemos explicar lo de sacar las imágenes a la calle en Semana Santa?
R: La imaginería que sale a las calles es la imaginería fundamentalmente barroca. Y entonces, claro, no tiene nada que ver con la con la imaginería medieval que es como más contenida. Las imágenes barrocas buscan realmente impactar, impresionar. Yo lo que diría es que cuando descubramos y miremos tanto dolor de la flagelación, de la crucifixión, que es tan terriblemente cruel, pues que se tenga en cuenta siempre que eso solamente tiene sentido desde una historia que ha acabado bien, que ha acabado en vida, porque si no, ese contraste y ese choque puede quedar ahí.
P: ¿Y no le parece que faltan procesiones o imágenes de vida, de resurrección, de alegría?
R: ¡Claro! Las imágenes de Jesucristo resucitado, como tal, son más raras o más extrañas. Las hay, pero a la hora de procesionar es siempre muchísimo más sencillo mostrar plásticamente un cuerpo flagelado, un cuerpo muerto, que mostrar a Cristo resucitado que se aparece y que a aquellos primeros discípulos les costó 50 días saber si era el Señor o no era el Señor. Dudaron tras cada aparición.
“Los cristianos debiéramos ir con cara de resucitados por la calle, no con cara de funeral“
Tuvo que llegar el Espíritu Santo y tuvo que llegar Pentecostés para que se dieran cuenta de que nosotros hemos incorporado la vida de Dios en nosotros. Los cristianos debiéramos ir con cara de resucitados por la calle, no con cara de funeral, como suele decir el Papa Francisco. Desde el Domingo de Resurrección se nos debería notar el amor, la alegría, la paz y el perdón que son las manifestaciones y las pruebas de que Jesús está vivo.
El obispo Garciandía durante la procesión del Domingo de Ramos que da inicio a la Semana Santa. DIÓCESIS DE PALENCIA
P: ¿Cómo evalúa el estado de las cofradías y hermandades en términos de compromiso social?
R: Aquí hay un extenso trabajo que se está haciendo desde los años 80. En mis contactos con las diócesis castellanas y andaluzas, la evolución y la vida interna de las cofradías —desde las parroquias donde están enclavadas hasta en sus diócesis— tratan de que cualquier hermano o hermana por el hecho de pertenecer a una cofradía no se quede en unos actos oficiales exteriores durante siete días sino que se busca darle una continuidad. Hay como tres líneas de trabajo que serían, en primer lugar la formación en una identidad cristiana; en segundo lugar, sería una experiencia de espiritualidad, de Dios, de trascendencia, de cuidar la vida interior y ser acompañados espiritualmente; y en tercer lugar, el impacto que todo grupo cristiano tiene que tener en el mundo de la marginación y de los pobres. Hay cofradías que destinan muchos bienes y mucho dinero a proyectos sociales de envergadura. Esta es una de las notas que ya se está dando y que nosotros queremos promocionar para que haya un equilibrio entre lo exterior y lo interior.
P: Están promoviendo de alguna manera esta dimensión caritativa y social en algún proyecto a nivel nacional?
R: Cuando hay grandes desgracias, cada diócesis, cada iglesia local, es totalmente independiente, autónoma. La Iglesia Católica es la red de todas las iglesias locales en el mundo. Me consta que las iniciativas de las cofradías tienen, por una parte, una implicación en el territorio local y luego, por otra parte, buscan incidir en las misiones, en Manos Unidas, en Cáritas y en cantidad de proyectos. Imagino que hay un adecuado equilibrio en lo que es la promoción de las necesidades en su territorio y lo que es la ayuda a los países en necesidad.
P: ¿No existe el riesgo de que algunas cofradías se conviertan en cofradías laicas o civiles?
“Tenemos que esforzarnos en acercarnos los unos a los otros para que haya una coherencia“
R: Sí, por supuesto. De hecho, la inmensa mayoría de las cofradías en Cataluña no pertenecen a la Iglesia Católica. Hay cofradías laicas, cofradías civiles y por parte de la Iglesia, a nosotros nos parece que sería conveniente que en la medida en que hay un convencimiento por parte de las cofradías de que realmente están mostrando la piedad católica, ahí tenemos que esforzarnos en acercarnos los unos a los otros para que haya una coherencia. Si estamos hablando de la fe católica, pues las personas que están mostrando manifestaciones católicas, pues qué mejor que también tengan esa sensibilidad.
Anhelo por visibilizar la fe
P: ¿Qué papel juegan las cofradías en el diálogo entre la fe y la cultura en la España contemporánea?
R: Si partimos de un concepto de cultura amplio, nosotros nos damos cuenta de que el cristianismo también es muy dinámico y hace su propia aportación. En una parte se adapta a lo que son las modas y las sensibilidades, pero también ofrece su propia idiosincrasia. En las cofradías, la confraternidad llena un hueco y un vacío que suele haber en la fe católica de los países occidentales, donde hay una tendencia de siglos a una interiorización e individualización de la fe. La fe está ahí, en el ámbito de lo privado, de lo de dentro, y hay una especie de deseo, de anhelo, de que se visibilice eso que para tanta gente es muy importante.
En la catedral de Palencia, acompañando a una de las cofradías de la Iglesia local. DIÓCESIS DE PALENCIA
P: ¿Existe a nivel nacional algún tipo de articulación o foro de encuentro de cofradías y hermandades?
R: A nivel internacional la Diócesis de Sevilla ya ha tenido dos encuentros. También la Diócesis de Málaga. Son diócesis con un enorme peso en este tema y ahora lo que queremos es que los materiales que vayamos preparando desde la Conferencia Episcopal Española se vayan ofreciendo a las cofradías. Obviamente, todos los años, como en tantos órganos de la Conferencia Episcopal, tenemos encuentros anuales. El último lo tuvimos en Mérida y ahí sí que hay una labor muy interesante de coordinación, por ejemplo, con los santuarios. Trabajamos con los santuarios, las peregrinaciones y la piedad popular de manera cada vez un poco más coordinada.
El ejemplo de la Iglesia de Francia
P: ¿Están haciendo algo desde la Conferencia Episcopal para integrar estas cofradías en la vida de la Iglesia?
R: La Conferencia Episcopal, como tal, es un órgano que coordina y asesora a las diócesis. La comisión en la que está la piedad popular, donde se encuentran las cofradías y hermandades, los santuarios y las peregrinaciones, entra dentro de la Comisión de Evangelización, Catequesis y Catecumenado. Estamos haciendo una propuesta de formación y luego también aspiramos a una propuesta de iniciación. Nos encontramos con que muchas veces hay gente que acude a las cofradías y que son gente no bautizada, que no ha hecho la comunión, que no se ha confirmado. Eso supone una oportunidad pastoral. Yo sueño un escenario como el de la Iglesia de Francia en estos momentos. Al menos nos llevan 20 años de ventaja.
P: ¿Y qué es lo que sucede en la Iglesia de Francia?
“Nuestro país ha visto cómo se ha desplomado en 100.000 personas el número de bautizados al año“
R: Pues en la Iglesia de Francia —desde 2019 y siendo un país muy secularizado— hay más bautismos que en España. Nuestro país ha visto cómo se ha desplomado en 100.000 personas el número de bautizados al año. Es decir, en Francia están saliendo del túnel, van hacia arriba y las incorporaciones a la Iglesia Católica son de adultos de muy distintas procedencias: del mundo ateo, del mundo cultural, del mundo musulmán... Ahí hay varios nichos de personas que se están acercando a la Iglesia Católica, mientras que en España todavía este fenómeno yo lo veo como un poquito incipiente. Se están dando signos, pero todavía pequeños.
Las procesiones, eclosión de los oficios religiosos
P: La manifestación de la fe en la calle no se limita solamente a esta Semana Santa porque la fe no es algo del ámbito privado, sino que también es comunitario y público.
R: Yo diría que la Semana Santa fundamentalmente son los oficios religiosos que se hacen en las iglesias y que luego explotan, eclosionan hacia fuera, en forma de procesiones. Si no, una persona puede decir que ha vivido la Semana Santa sin entrar en una sola iglesia y yo lo que le diría es que ha participado de la piedad popular, de la religiosidad popular. Es verdad que en España las cofradías, las romerías, las fiestas patronales son también amplísimas y riquísimas. Podemos decir que en los 12 meses del año hay manifestaciones populares de la religiosidad.
Procesión de San Lorenzo en la localidad palentina de Revenga de Campos. DIÓCESIS DE PALENCIA
P: Si pudiera transmitir un mensaje a los miembros de las cofradías y hermandades de toda España en esta Semana Santa, ¿qué les diría?
R: Pues que vivan a fondo todos los actos que tienen programados y que cada uno de los esfuerzos de cargar con una imagen, de ir con la luz en la mano... que se vivan como una manifestación de que el gran protagonista es el misterio del amor de Dios que se nos ha dado en Jesús. Y que sea desde ahí desde donde salgamos a la calle para poder transmitir en esa emoción la vivencia y la presencia de alguien que es mucho más grande y que nos ama a todos.
P: ¿Quiere decir algo más o poner el acento en alguna de sus respuestas?
R: Quiero insistir en que cofradía y hermandad implica una visión profética del mundo, de un mundo en el que los creyentes nos consideramos hijos de Dios y, por tanto, hermanos unos de otros. La tarea, la misión, la vocación de todo hermano y de toda hermandad es mostrar ese cariño con el que nosotros hemos sido gratuitamente amados. Ahora nos toca expandir ese amor a todos. Un amor que es una maravilla y que es pura alegría y pura paz.
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