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Los pequeños detalles, gestos y símbolos que han hecho grande el funeral del papa Francisco

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Un grupo de personas vulnerables recibe el cuerpo del papa Francisco en la escalinata de Santa María la Mayor.
Un grupo de personas vulnerables recibe el cuerpo del papa Francisco en la escalinata de Santa María la Mayor. REUTERS / CARLOS BARRIA

El papa Francisco ha sido despedido este sábado con un funeral en la plaza de San Pedro tan sencillo y austero como lo fue el jesuita argentino durante toda su vida. Desde que falleciera el lunes y hasta su enterramiento en la Basílica de Santa María la Mayor, las pompas fúnebres han destacado por su normalidad y su parecido a los de cualquier otro fiel católico. Durante la misa funeral presidida por el decano del Colegio Cardenalicio, el cardenal Giovanni Battista Re, se han podido apreciar algunos gestos, símbolos y mensajes que son un fiel reflejo de sus más de 12 años de pontificado marcados por la sencillez.

Tratamiento de pastor

El funeral, fiel al estilo en vida de Bergoglio, ha omitido los apelativos grandilocuentes que hasta ahora se utilizaban en los ritos de las exequias pontificias. El papa Francisco cambió el ritual de difuntos en abril de 2024 simplificándolo aún más y evitando que se usasen en todo momento los títulos tradicionales heredados a lo largo de la historia de la Iglesia ligada al poder terrenal como, por ejemplo, el de 'Sumo Pontífice'. Durante todas las pompas fúnebres se han referido a Francisco como papa, pastor y obispo de Roma.

Petición en chino

En el momento de la oración universal —las peticiones de la misa—uno de los idiomas usados ha sido el chino (además del portugués, francés, árabe y polaco). Desde noviembre de 2024, poco después del viaje de Francisco a Mongolia, donde se encontró con cientos de católicos venidos desde China, el Vaticano ha incluido esta lengua en las audiencias generales del papa. Esto a pesar de que la Santa Sede no mantiene relaciones diplomáticas públicas con la China comunista desde 1951. Francisco, como buen jesuita, se ha interesado siempre por Asia y logró un acuerdo en 2018 con China para consensuar el nombramiento de obispos que sigue vigente.

Su última familia

La llamada familia laica de Francisco, todas las personas que cuidaron del papa, estuvieron en primera fila para el último adiós antes de que San Pedro fuese invadida por decenas de miles de fieles que aguardaron durante horas también para despedirse. En los primeros bancos los tres secretarios: los argentinos don Juan Cruz Villalón y don Manuel Pellizzon y el italiano don Fabio Salerno. Junto a ellos estaban los laicos que siempre estuvieron cerca del papa: el enfermero Massimiliano Strappetti, asistente personal las 24 horas del día después de que le aconsejase operarse del colon en 2021. "Me salvó la vida", contaba Francisco después de haber sido operado.

A su lado, los llamados mayordomos del papa: Piergiorgio Zanetti y Daniele Cherubini, que en realidad son las personas que le ayudan en sus tareas personales. El mundo les ha conocido porque son los que en estos últimos años ayudaban al papa con la silla de ruedas, le recogían los regalos que le entregaban los fieles y estaban a su disposición para cualquier necesidad. Cuando Francisco llegó a Roma, el papa conoció a Zanetti, un exgendarme conocido por su discreción y se quedó con él hasta el final de los días. Daniele Cherubini se convirtió en mayordomo del papa en 2024, en sustitución del veterano Sandrone Mariotti.

Todos ellos han besado el ataúd del papa Francisco antes de que los sediarios lo cargasen a hombros para colocarlo en la plaza de San Pedro para la celebración de la misa funeral.

Tensa diplomacia

El papado de Francisco abarcó una época de inestabilidad y transformación geopolítica, marcado por conflictos internacionales en curso y continuos desafíos diplomáticos. En 2022, el pontífice aseguró que estábamos viviendo "una Tercera Guerra Mundial a pedacitos, en capítulos, con guerras en todas partes". Este sábado, representantes de algunos de los países que han protagonizado esas tensiones han coincidido en la plaza de San Pedro del Vaticano en el funeral del pontífice, que cuenta, en su mayoría, con líderes occidentales, pero también con otros llegados de todas partes del globo.

Según el Vaticano, han confirmado su asistencia 162 delegaciones, de las cuales cerca de 50 han enviado a sus respectivos jefes de Estado y, diez, a miembros de sus casas reales. En la ceremonia han despedido no solo al cabeza de la Iglesia católica, sino también al jefe de Estado del Vaticano, por lo que su dimensión diplomática es muy distinta a la de las exequias de Benedicto XVI, cuando el Vaticano solo invitó a los presidentes de Italia y Alemania (el país de origen del entonces pontífice).

Santo milenial

Las exequias también han reunido a numerosos jóvenes que habían preparado su viaje a Roma por el Jubileo de los Adolescentes y para la canonización de Carlo Acutis, de quien exhibían pancartas. Francisco fue quien beatificó y aprobó la santificación de este joven italiano conocido como el "apóstol de internet" y como el "primer santo milenial", pues murió de leucemia en 2006.

Carlo era un niño absolutamente normal, como la mayoría de sus compañeros, "pero con una armonía absolutamente especial, gracias a su gran amistad con Jesús", se puede leer en la web oficial de Carlo Acutis.

Además de sus principales deberes como alumno y como hijo, Carlo lograba encontrar tiempo para dar catequesis a los niños que se preparaban para la Primera Comunión y la Confirmación; fue voluntario en el comedor social de los Capuchinos y las Hermanas de la Madre Teresa; ayudó a los pobres de su barrio y a los niños con dificultades con sus deberes; realizó obras apostólicas con internet a través de una página web en la que recoge milagros; tocaba el saxofón; jugaba al fútbol; diseñaba programas con el ordenador; se divertía con videojuegos; veía películas de detectives y grababa películas caseras con sus perros y gatos.

Inmigración y viaje pendiente a Canarias

Francisco fue el papa de las periferias y siempre defendió la acogida de inmigrantes. En la homilía, el cardenal Re, ha recordado su primer viaje apostólico a la isla italiana de Lampedusa, símbolo de este fenómeno en el Mediterráneo, o a la frontera entre EE.UU. y México.

El papa también expresó en varias ocasiones su deseo de viajar a Canarias por la crisis migratoria. Aprovechó la visita a Roma del obispo auxiliar de Las Palmas, Cristóbal Déniz, a finales de enero para felicitarle por el trabajo con los migrantes. "Espero poder ir", les decía el papa a los delegados diocesanos de medios de comunicación social que participaron en el Júbilo de la Comunicación, cuando le dijeron que le esperaban en España.

Entre la gente

El féretro ha sido acogido con aplausos por las personas que acudieron al Vaticano y sus aledaños, 250.000 según el Vaticano y 140.000 para las autoridades italianas. De este modo, el papa argentino volvía por última vez a estar entre la gente. Su último baño de multitudes, de hecho, fue el pasado Domingo de Resurrección, recorriendo la Plaza de San Pedro en papamóvil un día antes de fallecer.

Francisco se sentó en una silla elevada en la parte trasera del vehículo, mientras la gente se alineaba en los pasillos de la plaza, muchos ondeando banderas nacionales y gritando "¡viva el Papa!". El papamóvil se detuvo brevemente en varios puntos de la plaza mientras los asistentes acercaban bebés para que Francisco los bendijera. El papa hizo un gesto con las manos, pero solo las levantó ligeramente después de haber estado 38 días en el hospital.

Las páginas del Evangelio

Una de las imágenes más simbólicas de esta solemne despedida ha sido la de las páginas del Evangelio que habían colocado sobre la tapa del féretro movidas por el viento. Entre las creencias cristianas se identifica al Espíritu Santo, la tercera persona del Dios uno y trino de los católicos (Padre, Hijo y Espíritu Santo), con el soplo del viento. En un momento de oración e interioridad como el de una misa funeral no ha faltado quien ha visto en esto un signo de Dios que se ha querido hacer presente en la celebración de despedida del representante de su Iglesia en la Tierra.

Las hojas del Evangelio movidas por el viento sobre el ataúd del papa Francisco.

Las hojas del Evangelio movidas por el viento sobre el ataúd del papa Francisco. EUROPA PRESS / LORENA SOPENA

Su Virgen

En el altar en la plaza de San Pedro se dispuso el icono de la virgen Salus Populi Romani —Protectora del Pueblo Romano—, de la que Francisco era muy devoto. El templo que lo alberga, la basílica de Santa María La Mayor, ha sido el lugar elegido por Francisco en su testamento para que reposen sus restos. Según el testamento fechado el 29 de junio de 2022 y mostrado al público por el Vaticano tras el fallecimiento de Francisco, un benefactor anónimo se ha hecho cargo los gastos del funeral.

Francisco visitaba habitualmente este templo al inicio y al final de cada viaje apostólico, para encomendar sus pasos a la Virgen. Su vínculo con la imagen de la Salus Populi Romani, símbolo de consuelo en tiempos difíciles, ha sido una constante a lo largo de su pontificado. Ahora descansa allí, entre la Capilla Paulina y la Capilla Sforza, como él mismo pidió. Es un lugar cargado de simbolismo espiritual, alejado del tradicional sepulcro papal en la cripta de San Pedro.

Carmela, la señora de las flores amarillas

Entre los asistentes al funeral del papa ha estado la señora Carmela, a la que Francisco saludó desde el balcón del Hospital Agostino Gemelli de Roma el día que le dieron el alta tras pasar 38 días ingresado por culpa de una bronquitis persistente que derivó en una neumonía bilateral. El papa, asomado en silla de ruedas a un balcón de la clínica, a la hora del Ángelus (12.00 horas), saludaba e impartía la bendición a decenas de fieles que habían acudido a rezar, como cada día a las puertas del centro hospitalario: "Gracias a todos, veo a esa señora con el ramo de flores amarillo", dijo con una voz débil refiriéndose a Carmela, la señora que cada día acudía junto a la estatua de Juan Pablo II, en la placita frente a la puerta principal del hospital, para depositar un ramo de flores amarillas pidiendo la recuperación del papa Francisco.

Los últimos, los primeros en recibir su cuerpo

Bergoglio siempre se preocupó por los más desfavorecidos de la sociedad, por lo que han ocupado un lugar destacado en su despedida. Un grupo de pobres ha acogido su féretro al llegar a su sepulcro en las escalinatas de Santa María la Mayor. Cada uno tendrá una rosa blanca en su mano. Eran unos 40, todos ellos habían visto al papa Francisco en alguna ocasión. Los pobres, las personas sin hogar, los presos, los transgénero, los migrantes han dicho adiós, pero, sobre todo, gracias al papa que para muchos de ellos fue como un padre. Los últimos en despedir al papa de los pobres antes de la inhumación de su cuerpo han sido los primeros.

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