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A unos 80 kilómetros de Roma, llegamos a Viterbo y su palacio papal. Aquí se reunieron, en el siglo XIII, 19 cardenales para eligir un nuevo papa. Pronto se vio que había dos bandos: unos defendían a Francia, otros al Imperio germánico. Incapaces de llegar a un acuerdo, casi dos años después, el gobernador de Viterbo les cerró las puertas.

FOTO: Á. CABALLERO

El Vaticano no ve un papa italiano desde hace casi 50 años y eso que durante mucho tiempo siempre hubo uno al frente de la Iglesia Católica. Cuatro siglos ininterrumpidos hasta que llegó el polaco Juan Pablo II. Ahora algunas quinielas suenan así: Parolin, Pizzaballa, Zuppi, el acento italiano vuelve a estar presente. Además de ser la lengua franca del Vaticano, utilizada en documentos y reuniones. La relación entre Italia y la Iglesia Católica también es única por su cercanía geográfica y social. Tanto que allí han creado incluso un juego para tratar de adivinar quién será el futuro papa y su séquito acumula ya más de 60.000 descargas.

Pietro Parolin es uno de esos nombres, uno de los hombres de confianza de Francisco, sobre todo en asuntos internacionales. Algunos consideran que está alejado de los fieles. Es más moderado que Matteo Zuppi, quien sí goza de popularidad entre los devotos. Es uno de los favoritos en TikTok y partidario de seguir la línea de Francisco, algo que podría perjudicarle en la votación frente a los más conservadores.

Por otro lado está Pierbattista Pizzaballa, al que llaman el experto en Oriente Próximo. Respetado por musulmanes y judíos, es cardenal solo desde 2022, lo que algunos ven como una limitación.

Son los tres italianos más "papables", pero no los únicos: en unos días en la Capilla Sixtina serán 17, la nacionalidad más representada entre los cardenales electores.

Foto: TIZIANA FABI / AFP

En plena cuenta atrás para el cónclave, las cámaras captan a los cardenales desde todos los ángulos. Los periodistas, micrófono en mano. Algunos son reacios a hablar, pero otros sí dan una idea de cómo transcurren las congregaciones. "Todo va muy bien, hay un gran intercambio de opiniones". Incluso, se atreven a vaticinar cuánto durará el cónclave: "Dos o tres días, si me equivoco, me pueden pedir una pizza".

Los 133 purpurados se reúnen, aún con acceso a información del exterior. Aunque no es el único momento que comparten durante la sede vacante. También asisten a las misas de los novendiales por el papa Francisco. El español Fernández Artime ha presidido la octava y penúltima.

Los cardenales solo comparten algo de protagonismo estos días con personas como el sastre Raniero Mancinelli. Vistió a los tres últimos papas y ya se ha puesto a trabajar aun sin haber recibido el encargo oficial del Vaticano.

También se preparan los productos químicos y el mecanismo para que salga la fumata negra o blanca. "Pulsarán el botón y el humo durará unos 7 minutos", explica el encargado en anteriores cónclaves.

Mientras, en la Capilla Sixtina trabajan para no dejar ningún cabo suelto. Sus paredes serán testigo de la elección del nuevo papa, el número 267.

Foto: REUTERS/Amanda Perobelli

Roma se prepara ya para una elección de la que va a estar pendiente todo el mundo a partir del próximo 7 de mayo, fecha de inicio del cónclave. La mirada está puesta, concretamente, en la chimenea de la Capilla Sixtina, donde los purpurados se recluirán hasta que alcancen un acuerdo y un nombre que, quizás, se conozca antes de que acabe la próxima semana.

En las calles de la capital italiana, se siente aún la tristeza por el fallecimiento de Jorge Bergoglio, pero a nadie se le escapa que, estos días, ya han comenzado las intrigas dentro del Vaticano. "Muchos cónclaves nos han sorprendido. Se esperaba un papa de transición y llegó Juan XXIII, que llamó al Concilio Vaticano Segundo y reformó toda la Iglesia. Se esperaba un papa italiano y salió Karol Wojtyla, un cura polaco. Y lo mismo, con Francisco". Es la opinión de una de las voces renovadoras de la Iglesia, la argentina María Lía Zervino, presidenta de la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas, que ha hablado para ‘Informe Semanal’.

Otra mujer, Valentina Alazraki, una conocida periodista de Televisa que lleva 50 años cubriendo la información del Vaticano, recuerda "la voluntad de revolucionarlo todo" con la que llegó Bergoglio en marzo de 2013. En poco tiempo, se sabrá si los cardenales se inclinan por la continuidad y el aperturismo emprendido o vuelven a posturas más conservadoras. "Francisco quería que cambiáramos de mentalidad", cuenta Alazraki, "se bajó un poco del pedestal de Pontífice. Modificó la forma de ejercer el papado. No tenía miedo de abordar ningún tema ni de acercarse a ningún grupo".

Es lo que destacan, también, muchos de los fieles con los que el programa ha hablado en la Plaza de San Pedro, justo en los días del funeral del papa argentino. "Yo quiero pensar que va a ser como una continuación de lo que ha sido el legado de Francisco", dice una joven. A la espera, la decisión de 133 cardenales, que tienen en sus manos el futuro de la Iglesia católica.

Quedan solo unos días para que se cierren a cal y canto las puertas de todo un símbolo. Cada día más de 20.000 personas visitan la Capilla Sixtina. Entre tanto donde mirar es fácil perderse, así que en TVE han hablado con historiadores del arte para conocer mejor los secretos que aguarda.

Foto: VATICAN MEDIA

Los técnicos lo preparan todo al milímetro en el interior de la Capilla Sixtina. Con la chimenea ya instalada, el siguiente paso es colocar las mesas y las dos estufas, la tradicional en la que se quemarán las papeletas de los votos y una auxiliar con productos químicos para garantizar que el humo salga con un color nítido, negro o blanco.

"Los cardenales dispondrán de esta unidad de control electrónico y de cartuchos pirotécnicos de ambos colores", explica Massimiliano, encargado de las fumatas en anteriores cónclaves.

El día que el humo sea blanco sabremos quién de los cardenales será el sustituto de Francisco. Los periodistas los persiguen en busca de alguna pista que no se atreven a dar: "Me piden un nombre y digo que son 133". Solo alguno se aventura a predecir que será breve, mientras se dirige a la reunión de la congregación.

En esos encuentros se fragua la elección del nuevo papa al que Raniero Mancinelli también trata de cogerle la talla. Es el sastre que ha vestido a los tres últimos pontífices y, todavía sin recibir el encargo oficial del Vaticano, ya prepara casullas en tres medidas diferentes.

"El día que salga al balcón, creo que uno de ellos le quedará bien o por lo menos casi bien, si no perfecto", asegura. Con el trabajo hecho, Mancinelli espera paciente a que llegue el momento.

Foto: VATICAN MEDIA

Este sábado nos hemos despertado con unas imágenes distribuidas por el Vaticano, en las que vemos cómo son los trabajos que están teniendo lugar en el interior de la Capilla Sixtina, que es donde se va a celebrar el cónclave que va a empezar el próximo miércoles.

Se está preparando una tarima, lo primero, porque hay que equilibrar el suelo y después se han colocado unos andamios que son los que unen el exterior de la chimenea con las estufas donde se van a quemar los papeles con las propuestas a papa que van a votar los cardenales.

Y también se ha visto en esas imágenes cómo se están empezando a meter ya algunos de los bancos y algunas de las mesas donde van a trabajar los cardenales a partir del miércoles 7 de mayo.

Los bomberos han instalado la chimenea por la que los 133 cardenales con derecho a voto comunicarán al mundo si han elegido al nuevo papa -humo blanco- o si aún no han llegado a un acuerdo -humo negro-. El miércoles comienza el cónclave con la misa Pro Eligendo Pontifice por la mañana y una primera votación por la tarde. El resto de días habrá cuatro votaciones, dos por la mañana y dos por la tarde. En los dos últimos cónclaves de 2005 y 2013 los purpurados encontraron el nombre del nuevo papa en la cuarta y quinta votación respectivamente.

Queda una semana para el cónclave y los cardenales debaten sobre los retos que tendrá el próximo papa. Ya han llegado casi todos los que entrarán en la Capilla Sixtina, preparados para elegir al nuevo pontífice pero no para desvelar sus cartas. Este miércoles, durante la séptima congregación, han hablado de cómo gestionar unos recursos que van mermando con la caída de las donaciones. El nuevo papa tendrá que afrontar una situación financiera en números rojos. Lo sabemos por la carta que Francisco envió a los cardenales el año pasado pidiéndoles que se apretaran el cinturón. Se calcula que la Santa Sede tiene un déficit que supera los 70 millones de euros.

Foto: REUTERS/Louisa Gouliamaki

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