Enlaces accesibilidad

Radiografía del colectivo LGTBIQ+ en el mundo: 64 países prohíben las relaciones entre personas homosexuales

  • América Latina es la región más letal para la comunidad trans
  • Siete países siguen castigando las relaciones homosexuales con la pena de muerte
Montaje sobre la situación del colectivo LGTBIQ+ en el mundo
Montaje sobre la situación del colectivo LGTBIQ+ en el mundo Diseño RTVE
  • Facebook
  • X
  • Bluesky
  • WhatsApp
  • La dirección de esta página ha sido copiada en su portapapeles
  • El contenido ha sido guardado en su lista

Cientos de miles de personas salen estos días a las calles de todo el mundo para reivindicar los derechos de las personas LGTBIQ+. Junio es el Mes del Orgullo, una fecha para exigir con aún más fuerza esos derechos que muchos países se niegan a dar a las personas queer. De los 193 Estados miembros de la ONU, 64 siguen penalizando por ley las relaciones entre personas homosexuales y siete de ellos las castigan con la pena de muerte.

Mientras algunos países avanzan en leyes de matrimonio igualitario, adopción o reconocimiento de identidades trans, otros endurecen su legislación y promueven discursos de odio desde el poder. En muchas regiones, los logros alcanzados están en riesgo ante el auge de gobiernos ultraconservadores que utilizan a las minorías sexuales como chivo expiatorio. RTVE.es hace una radiografía general de la situación de los derechos de las personas LGTBIQ+ alrededor del mundo.

Oriente Próximo: pena de muerte, latigazos y lapidaciones

Oriente Próximo se presenta como la región más hostil e insegura para las personas LGTBIQ+. La mayoría de los gobiernos y regímenes controlan con mano férrea las libertades de sus ciudadanos. De los siete países que aplican la pena capital en el mundo, tres se encuentran en esta región: Arabia Saudí, Irán y Yemen.

En el país de los jeques árabes, estas sentencias no se rigen por un código penal, sino por la sharía (la ley islámica). Según recoge la organización Human Rights Watch, "ciertos actos sexuales se condenarán con la pena de muerte, [otros] serán castigados con 100 latigazos o el destierro durante un año". La sharía también condena con flagelación y prisión a aquellas personas que se travistan.

En el caso de la República Islámica de Irán, la pena incluye de 31 a 100 latigazos hasta la muerte, y en Yemen lapidan a los hombres casados hasta quitarles la vida. En el resto de países, los derechos de las personas LGTBIQ+ también son inexistentes: se enfrentan a penas de prisión, multas o el internamiento en "centros reformatorios", como es el caso de Egipto.

Israel, ¿un oasis de libertad?

Desde principios de los 2000, Israel se ha proyectado internacionalmente como un "paraíso gay" en Oriente Próximo, especialmente en ciudades como Tel Aviv, con su masiva marcha del Orgullo. Sin embargo, la promoción de los derechos LGBTIQ+ forma parte de una estrategia de marca que contrasta con su política sobre Palestina. El país busca seducir a audiencias occidentales mientras, de forma simultánea, construye una imagen del mundo árabe como "atrasado", "peligroso" y "hostil". Es algo que Benjamín Netanyahu resumió en 2011 durante su segundo mandato. "En una región donde las mujeres son lapidadas, los gays son ahorcados y, los cristianos, perseguidos, Israel se levanta orgullosamente. Somos diferentes", dijo el primer ministro ante el Congreso de Estados Unidos. Pero la realidad del país no es tan esperanzadora, ya que el matrimonio homosexual sigue sin ser legal.

Esta estrategia de pinkwashing también borra la persecución que sufren las personas queer palestinas, como las extorsiones documentadas por parte de los servicios de inteligencia israelíes, que han amenazado sistemáticamente a miembros del colectivo con exponerlos si no colaboran con las fuerzas judías. Este discurso supremacista se ha exaltado mucho más desde el inicio de su ofensiva en Gaza, y de hecho, la cuenta oficial en Instagram de Israel ha llegado a postear una foto de un soldado israelí gay sosteniendo la bandera arcoíris frente a los escombros de la Franja "en nombre del amor".

El soldado israelí Yoav Atzmoni sostiene una bandera arcoíris con la inscripción

El soldado israelí Yoav Atzmoni sostiene una bandera arcoíris con la inscripción "En nombre del amor" en inglés, árabe y hebre en Gaza Instagram oficial del Estado de Israel/ @stateofisrael

Brasil, el país más letal para las mujeres trans

Desde hace más de una década, Brasil lidera la clasificación como el país con más homicidios de personas trans del mundo. En 2024 se registraron al menos 122 asesinatos, lo que representa casi una tercera parte de todas las muertes reportadas en América Latina, una región letal para esta comunidad. Las víctimas son, en su mayoría, mujeres trans negras, jóvenes y pobres vinculadas a la prostitución, ejecutadas con extrema violencia en espacios públicos, principalmente en el empobrecido nordeste brasileño.

Esta violencia acorta drásticamente su esperanza de vida. Una persona trans en Brasil vive aproximadamente 35 años, muy por debajo del promedio nacional, que se sitúa en los 76. De hecho, la mujer más joven asesinada el año pasado solo tenía 15 años. Esta cifra no solo se explica por la violencia homicida, ya que sobre ellas también pesa una exclusión social generalizada. La discriminación y la marginalidad agravan enfermedades crónicas, dificultan tratamientos esenciales como los relacionados con el VIH y la salud mental y reducen las oportunidades de prevención. Todo ello configura una espiral de vulnerabilidad que las empuja a una muerte temprana.

La comunidad LGTBIQ+ polaca, asfixiada

La extrema derecha no gobierna Polonia desde 2023, pero la huella del PiS sigue presente en los escasos derechos de la comunidad LGTBIQ+ polaca. Durante casi una década en el poder, los ultras debilitaron gravemente las instituciones democráticas y erosionaron los derechos de las personas queer amparándose en la defensa de la familia tradicional. Uno de los símbolos más llamativos de aquella época fueron las "zonas libres de ideología LGTBI" que se autoproclamaron como espacios hostiles para el colectivo. Aunque estas resoluciones eran principalmente simbólicas y no tenían fuerza legal, su objetivo era estigmatizar a estas personas con un claro mensaje de rechazo.

A pesar del cambio de Gobierno, la ultraderecha conserva sus bastiones en el poder judicial y la jefatura del Estado. El presidente saliente, Andrzej Duda, alineado con esta ideología reaccionaria, ha bloqueado cualquier avance legislativo en la materia y su sucesor, Karol Nawrocki, ha prometido seguir su estela.

En este contexto, Polonia sigue siendo uno de los países europeos con menos derechos para la comunidad, ya que carece de legislación específica que proteja a estas personas. No se reconoce el matrimonio igualitario, no se permite la adopción por parte de parejas del mismo sexo y las agresiones tampoco están tipificadas como delito de odio. Además, hasta marzo de 2025, para cambiar de género en los documentos oficiales las personas trans debían iniciar un procedimiento judicial que implicaba demandar legalmente a sus padres, una situación dolorosa y complicada a partes iguales, especialmente si los progenitores habían fallecido o no existía relación.

La estela de Estonia en tierras eslavas

En 2024, Estonia hizo historia al convertirse en la primera república exsoviética en legalizar el matrimonio igualitario. Esta decisión también garantizó derechos parentales y de adopción a las parejas del mismo sexo que, hasta ese momento, eran inexistentes.

El avance es especialmente significativo en un ambiente regional marcado por la influencia política y cultural de Rusia, donde los derechos LGTBIQ+ son frecuentemente cuestionados y reprimidos. Frente a la presión conservadora y la propaganda promovida por Moscú, Estonia se ha posicionado como pionera y referente de derechos civiles en Europa del Este, alineándose con los valores democráticos y abriendo un camino de reconocimiento que contrasta con sus vecinos.

Malta, la vanguardia queer del Mediterráneo

Durante más de una década, Malta se ha consolidado como el país con mayor puntuación en derechos LGTBIQ+ de Europa, por encima de los referentes nórdicos que tradicionalmente lideran los índices de bienestar social. Este liderazgo es especialmente llamativo en un país con una tradición católica tan arraigada, pero que en la última década ha impulsado reformas como la legalización del matrimonio igualitario, la autodeterminación de género, la prohibición de terapias de conversión o la protección contra los delitos de odio. Además, ha otorgado plenos derechos de adopción a parejas del mismo sexo y ha mejorado el acceso a la salud para las personas trans.

El ambiente social ha cambiado conforme Malta se ha convertido en uno de los destinos turísticos más destacados del Mediterráneo. La isla cuenta con una comunidad LGTBIQ+ activa y visible, además de una escena cultural diversa que se refleja especialmente en su vibrante calendario festivo.

Uganda vuelve a la pena capital

El continente africano sigue a la cola en cuanto a derechos de las personas LGTBIQ+. De los 54 países que forman África, 31 penan la homosexualidad. La mayoría de los Estados "instrumentalizan los sistemas jurídicos (...) para atacar y discriminar sistemáticamente a las personas LGTBI", según denuncia Amnistía Internacional, se promulgan leyes que "penalizan conductas sexuales consentidas entre personas del mismo sexo" y se llega a aplicar la pena de muerte en Mauritania, Nigeria o Somalia.

El mayor retroceso se ha dado en Uganda, que se ha sumado a la lista negra de países con la pena capital. Las relaciones entre personas homosexuales ya eran ilegales, pero, en 2023, Kampala aprobó una ley que introducía nuevos delitos, como la simple identificación como persona gay, que puede acarrear cadena perpetua. También la "rehabilitación" para homosexuales condenados. El parlamentario ugandés Musa Ecweru dejó bien claro las intenciones del país tras dar luz verde a esta ley: "Vamos a aplicarla para asegurarnos de que los homosexuales no tienen espacio en Uganda".

Esta es una de las leyes más duras del continente africano, aunque hay reductos donde se van logrando pequeñas victorias y la lucha por los derechos humanos llega también al colectivo. Países como Angola, Mozambique, Lesotho, Botsuana o las islas Seychelles han dejado de castigar la homosexualidad.

El último en hacerlo ha sido Namibia. En 2024, el Tribunal Superior aprobó revocar las leyes de "sodomía" y "delitos antinaturales", que se remontaban a la época colonial y castigaban las relaciones sexuales consentidas entre personas adultas del mismo sexo. "Esta sentencia es un paso para poner fin a la discriminación en el acceso igualitario a la atención médica y otros servicios sociales, y garantizar que todas las personas en Namibia puedan elegir a su pareja sin temor a represalias y vivir sus vidas con dignidad", celebró la directora regional adjunta de Amnistía Internacional para África Oriental y Austral, Khanyo Farisè.

Tailandia, primer orgullo con el matrimonio homosexual legal

Asia da un paso para adelante, pero dos hacia atrás. La región avanza poco a poco hacia el pleno reconocimiento de los derechos de las personas LGTBIQ+, pero las ONG denuncian que el retroceso es significativo y que la discriminación sistemática hacia el colectivo sigue estando generalizada.

El código penal de Brunéi condena con la muerte el sexo entre hombres y con 40 latigazos el sexo entre mujeres; en Malasia, la sharía condena con hasta tres años en prisión a aquellas personas que "posen" o "imiten" al sexo opuesto; y en Indonesia –el país con mayor población musulmana del mundo–, el Parlamento aprobó en 2022 una ley que condena las relaciones extramatrimoniales, algo que afecta de lleno a las parejas homosexuales, pues el matrimonio sigue siendo ilegal para ellos.

Desfile del Orgullo de Bangkok 2025

Desfile del Orgullo de Bangkok 2025 Peerapon Boonyakiat/SOPA Images/LightRocket vía Getty Images

La bandera arcoíris, sin embargo, ya ondea libremente en Tailandia. Este año será el primero que parejas del mismo sexo puedan celebrar el orgullo estando casadas. En junio de 2024, el Parlamento aprobó una ley que reconocía el matrimonio homosexual, convirtiéndose así en el único país del sudeste asiático en hacerlo y el tercero de todo Asia, después de Nepal y Taiwán. Solo el 23 de enero de 2025, día en que entró en vigor la ley, más de 1.800 parejas homosexuales se casaron.

En las islas del Pacífico, la criminalización de las relaciones homosexuales es la regla. Papúa Nueva Guinea las califica como un "delito contra natura" y las condena con hasta 14 años de prisión, al igual que Tuvalu, Samoa, Tonga, Kiribati y las Islas Salomón. La situación mejora en los Estados asociados a otros países como Guam (territorio no incorporado a Estados Unidos), Nueva Caledonia (colectividad de ultramar de Francia) o Rapa Nui (Territorio especial de Chile), lugares que sí reconocen el matrimonio entre personas del mismo sexo, la adopción, la identidad de género en documentos y la posibilidad de servir en las Fuerzas Armadas.

EE.UU.: el efecto Trump y su cruzada anti-LGTBIQ+

Con la intención de "hacer América grande de nuevo", la ola conservadora desatada por Donald Trump ha impulsado el mayor retroceso en décadas para los derechos del colectivo en el país. Desde 2023, Estados Unidos vive una avalancha legislativa sin precedentes como la prohibición de tratamientos médicos de afirmación de género, la exclusión de personas trans de deportes escolares, la censura de contenidos educativos sobre diversidad o la limitación de derechos en espacios públicos. Aunque estas medidas ya se venían desplegando en los estados gobernados por los republicanos, el regreso de Trump a la Casa Blanca ha avivado con más fuerza la ofensiva contra las personas queer.

Desde el despacho Oval, el presidente ha endurecido su discurso, ha prometido "borrar la ideología de género" y ha calificado la agenda LGTBIQ+ como una amenaza para la nación. Pero el impacto de esta cruzada no se ha quedado dentro de las fronteras estadounidenses, sino que ha servido de inspiración a movimientos ultraconservadores en Europa, América Latina y demás regiones. Líderes de extrema derecha han replicado su discurso para justificar retrocesos, especialmente donde los avances en esta materia eran recientes y frágiles.

OSZAR »