Nuevas cumbres, nuevos mapas: las negociaciones sobre Ucrania y Palestina como preámbulo para otras realidades
- Kiev lanza sobre Rusia su mayor ataque desde el inicio de la invasión el mismo día de las negociaciones de paz en Arabia Saudita
- Israel y EE.UU. se embarcan en otra ronda de negociaciones para extender el alto el fuego en Gaza y liberar al resto de rehenes


'Caoslandia', 11 de marzo de 2025. Según el ministro de defensa ruso, sus defensas aéreas habrían derribado 337 drones ucranianos sobre diez regiones del país en lo que parece ser el mayor ataque ucraniano sobre territorio ruso desde la invasión de su país hace poco más de tres años. 91 drones habrían sido interceptados en los cielos de la capital, Moscú. Moscú, como Kiev, en la primera línea de la guerra entre los dos países. El ataque coincide con la reunión en Arabia Saudita entre las delegaciones de Ucrania, encabezada por el presidente Zelenski, y la norteamericana por el multimillonario inmobiliario del Bronx neoyorkino Steve Witkoff. Donald Trump comenzó su ascenso en el mismo campo desde el vecino barrio de Queens.
Con una deuda soberana de 36.000 billones de dólares, Donald Trump quiere pasar a la historia como el presidente que metió en cintura el gasto en Estados Unidos. El que evitó el segundo colapso de Wall Street desde 1929. Para ello, bienvenidos los colmillos de elefante –símbolo de su partido Republicano- para amenazar a diestro y siniestro, desde Groenlandia a Panamá, pasando por Canadá o México… recurriendo incluso a la extorsión para hacerse con los minerales estratégicos, por ejemplo, de Ucrania, que ya ha valorado en 500.000 millones. Al parecer, Zelenski los habría cuantificado en hasta 12.000 billones de euros.
Para Trump, Arabia Saudita es uno de sus destinos favoritos, por eso las negociaciones más importantes de su presidencia, objetivo, paz en Ucrania, tienen lugar allí. De Arabia Saudita, Trump espera ingresar en sus arcas, según sus palabras, hasta 1.000 billones. En negocios, desde el petróleo hasta las armas.
Según Sir Robin Niblett, con el que habló RTVE para Informe Semanal, "la extorsión para conseguir fondos es muy confortable para Trump. El siglo XXI no es el siglo XIX es verdad, pero la política del mundo ahora mismo se parece mucho a la del siglo XIX. En Rusia Putin se ha hecho zar. En China, Xi Jinping se ha hecho emperador. En el golfo Pérsico, los reyes son reyes. Trump admira los grandes poderes y los grandes líderes que manejan los países a su antojo".
Niblett fue durante más de una década el máximo responsable de Chatham House, el Real Instituto de Relaciones Internacionales del Reino Unido. Creado en 1920 como foro de pensamiento independiente, de él salen expertos y estudios imprescindibles para entender nuestra 'Caoslandia' de hoy. El último libro de Niblett, analista estratégico, es "La nueva Guerra Fría. Cómo la disputa entre EE.UU. y China dará forma a nuestro siglo".
Mientras, en Doha
Israel ha despachado el lunes una delegación a Doha como refresco para una nueva ronda de negociaciones cuya finalidad es extender el alto el fuego en la Franja de Gaza, toda vez que Israel, con el apoyo de Estados Unidos, han congelado la ayuda humanitaria para presionar a Hamás. Hamás, el Movimiento de Resistencia Islámico que reivindicó el ataque terrorista contra Israel el 7 de octubre de 2023, controla Gaza desde que ganara las últimas elecciones celebradas por los palestinos, allá por 2006.
Steve Witkoff, en hombre de negocios inmobiliarios colega de Trump, viaja este martes de Arabia Saudita a Qatar en su calidad de enviado del presidente para Oriente Medio. Supuestamente, el propósito sería extender el alto el fuego 60 días a cambio de la liberación de los 10 rehenes, uno de ellos americano-israelí, todavía con vida.
Por su parte, Adam Boehler, encargado a su vez de la negociación en nombre de Trump, directamente con Hamás con el fin de poner en libertad a los rehenes, ha despertado las críticas del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que se siente puenteado. Las conversaciones directas entre Estados Unidos y Hamás ponen casi en el mismo plano a Netanyahu y Zelenski, cuando este último vio, a su vez, como Washington hacía tratos directos a sus espaldas con el Kremlin.
Según algunos analistas, Donald J. Trump estaría molesto con el poder de ambos, los presidentes de Israel y Ucrania, lo que explicaría su voluntad de debilitarles de cara a acuerdos que, según Trump beneficiarían a Estados Unidos. Según Sir Robin Niblett, "Trump no tiene ningún plan estratégico. Su "Art of the deal", el arte del acuerdo, consiste en tomar ventaja y luego rehacer todo el tiempo los acuerdos, a su favor".
En ese contexto, apunta Niblett, el propósito de Trump sería "apoyando a Ucrania, arrojaríamos todavía más a los rusos en los brazos de China, algo que no conviene a Estados Unidos. Queremos por los menos crear una inestabilidad entre China y Rusia. Porque así yo puedo hacer acuerdos con los chinos porque no pueden depender de los rusos; puedo hacer acuerdos con los rusos, que así no los hacen con los chinos. Estados Unidos negocia con quien quiere y consigue así acuerdos globales. Los rusos y los chinos me dejan con el hemisferio Oeste. A mí me da igual lo que haga Putin en Europa. Si son fuertes, haré acuerdos con ellos y, si Ucrania cae, da igual, no es mi problema. Haré acuerdos con los rusos, y si la relación es buena, acuerdos con los chinos".
"Eso es su visión del mundo –prosigue Niblett-, basada en posiciones de fuerza para reaccionar a cada momento contra otros. Tenemos que meternos en su mente. No busca orden. El desorden es bueno para los Estados Unidos de Trump. Porque en un mundo desordenado, si América es más fuerte que el resto, puede tener mayores ventajas, y, por tanto, conseguir mejores acuerdos".
La gran cuestión que se plantea ahora mismo es que sobre diferentes visiones se puede discutir, dialogar, tratar. Trump busca el desorden, el río revuelto, el sálvese quien pueda.